Escribo con las yemas de los dedos,
con el índice y el pulgar
apoyados en el corazón,
escribo…
en las claras del cabello,
con el límite y la duda
y con ayuda de la intuición,
escribo…
a bolígrafo, a pluma,
engorando la escritura
en el nido de mi habitación,
escribo…
por necesidad,
en silencio, al amor,
sobre todo en particular,
y de nada en concreto,
escribo de madrugada,
con faltas de ortografía,
para vencer el miedo de la gramática de los sueños
cuando las almas me quitan las máscaras y me quiebran
como a cáscaras de huevo.