Amanecen palabras soñadas
en desestructura métrica y arbitraria,
posan en el rellano de mi alcoba
esperando no se qué,
abro la puerta y, en arrebato,
turnan hieráticas,
buscando un porqué,
se alinean a su antojo,
piden paso,
se retractan
revolotean por doquier.
Una vez escritas,
se enojan si las mezclo,
se retrancan si las leo,
a saber,
me tienen por emisario
atrapado en su red.