DEL BOLLO AL HOYO…

 

Un bollero de mi pueblo hizo un día un bollo que no vendía. Preguntó a sus vecinos que por qué no se lo compraban; éstos le dijeron que no tenían dinero, entonces empezó a regalarlos a cambio de que publicitaran su panadería por los pueblos de alrededor, donde parecía que si lo tenían -dinero me refiero-. Entonces sus vecinos, unos por uno y otros por otro,  todos con la misma motivación e intención -tener bollos de balde-, comenzaron a decir que no los hacía como a ellos les gustaban; que no estaban suficientemente esponjosos; que les faltaba azúcar o que la tenían en exceso; que eran poco consistentes; que eran demasiado grandes o demasiado pequeño o, simplemente, cogían el bollo y se marchaban sin decir nada. De este modo ellos tenían bollos gratis, siempre y cuando no los publicitaran por los pueblos de alrededor. Y así fue que fue regalando bollos a diario a ver si conseguía convencer a sus vecinos con el bollo perfecto; que agradase a todos. Y así fue que comenzó a cavar su propio hoyo.

MORALEJAS

-No regales aquello que vendes.

-No busques la perfección en la opinión de los demás.

-Si quieres resultados diferentes no hagas las mismas cosas, o hazlas indiferentemente.

«A caballo regalao no le mires el dentao: Este refrán popular recomienda aceptar los regalos de buen grado y sin poner reparo alguno, pues se considera descortés el analizar exhaustivamente la calidad del obsequio, así como resaltar sus defectos o fallos. Actualmente hay en redes sociales demasiados caballos regalaos, algunos excelentes, pero; por desgracia, lo que más vende es precisamente ser descortés, grosero, ordinario, incorrecto, maleducado, desagradable o, en todo caso, indiferente…

Manzanares el Real,

28 de diciembre de 2022

Pedro Moreno «Parrina»

 

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