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EL DILEMA DE LAS PUERTAS

Lo mismo me da, que me da igual, que ponga TIRAR o EMPUJAR, porque siempre que me enfrento al dichoso cartelito colgando de una puerta, me surge el mismo dilema:

¿TIRAR O EMPUJAR?

¿Tirar para dentro o tirar para fuera?

¿Empujar para fuera o empujar para dentro?

Aún hoy no lo tengo nada claro, en absoluto, acostumbrado a escuchar:

“-Fulanito de tal- tira pa’fuera que no sé lo que te hago…, y no vuelvas a entrá hasta que no se haya secao lo fregao”.

Asín que tirá pa’fuera o tirar para fuera significaba: salir.

O al contrario:

“-Benganito de cual- tira pa’entro que ya está bien de tanta calle y tanta que calle que paece que te da la vida estar fuera de casa”.

Asín que tirá pa’entro o tirar para dentro significaba: entrar.

En mi pueblo, empujá, casi siempre ha significao pa’entro, sin embargo en esas dichosas puertas de la capital, empujar es para fuera, como en un parto.

Y en ese mismo pueblo, el mío, no sé si también en el tuyo, tirar, siempre ha significado pa’fuera o hacia fuera, sin embargo, en las puertas de la capital significa para dentro, es decir: hacia ti.

A este dilema de cómo entrar, en general, en un bar, en un restaurante, en un hotel, etc…, hay que añadir otro más específico: dónde o en cuál puerta entrar. Porque los dichosos dibujitos, símbolos o letras que aparecen en las puertas de los lavabos; baños; aseos; toilettes; retretes; wáteres y uveces (WC.s), etc…, aparecen letreros informativos como este:

-H- –M-

Que puede convertirse en un verdadero problema. El dilema surge cuando necesitas ir urgentemente al baño, vamos que “tienes un apretón”, que “te estás yendo patas abajo”, que llevas la cabeza de la tortuga asomando por entre el caparazón e intentas contener la respiración mientras aprietas las nalgas para que la tortuga no salga. Y de repente te encuentras los cartelitos colgando de las puertas:

H -¿Hombres o hembras?

M - ¿Mujeres o machos?

Porque en mi pueblo, cuando una mujer ha dado a luz, es normal preguntar: ¿Y qué ha sio, macho o hembra?

No solo tienes que decidir, o más bien intuir, en cuál de las dos te corresponde entrar, sino que además… ¡oh sorpresa, necesitas un código de acceso!

-Corriendo desesperadamente a la barra- -Por favor ¿Cuál es el código de acceso para entrar al baño?

-El que aparece en el tique de consumición-

Pero tú no te has guardado el tique, por supuesto, así que, tienes que regresar a la mesa, mientras aprietas las nalgas, donde estabas hace un rato tan tranquilamente, a buscar el tique de consumición y buscar el código de acceso, en tanto en cuando la tortuga ha comenzado a respirar, tú intentas aguantarla apretando las puertas de salida “las nalgas” para obligarla a meterse pa’entro, pero ella se niega.

Por favor, por favor, ¡qué vergüenza si no me da tiempo a llegar al baño! –Piensas- mientras por fin te relajas, cierras la dichosa puerta por dentro y se resuelve el dilema. O no...

PUERTAS AUTOMÁTICAS

 

¿Hacia la izquierda o hacia la derecha?

Da lo mismo que da igual, el dilema comienza cuando la puerta no se abre porque no te detecta, y empiezas a mover la cabeza y el cuerpo a un lado y al otro, hacia adelante y hacia atrás, la puerta continúa sin abrirse, y entonces levantas un brazo y empiezas a moverlo, como saludando, luego los dos, al unísono, que es entonces cuando los clientes que están en el interior te miran como si los conocieras. La puerta sigue sin abrirse y tú comienzas a pensar si será porque estas demasiado colocado en el centro, o porque eres bajito o, tal vez, no se abre porque eres indetectable…

Y estos son algunos de los dilemas que uno de pueblo, como yo, tiene que resolver cuando se va a vivir a una capital o ciudad.

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¿Humor o drama?

¿Realidad o ficción?

¿Una mierda de historia o una historia de mierdas?

Madrid, 7 de noviembre de 2021

Pedro Moreno «Parrina»

 

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