ÉRASE UN ENREA QUE SE ERA
Érase un enrea que se era, un pastor extremeño, que tenía problemas pa conciliá el sueño. Un buen día, o quizás no tanto, escuchó por la aradio que pa dormirse enseguía se podían contá ovejas y que asín, de ese modo, dispersando los pensamientos, se evadían los problemas del día a día y resultaba más fácil dormirse. Asina que se empiltró en la cama y se dispuso a ello.
-Cerró los ojos y comenzó a contá-
-Una ovejina, dos ovejinas, tres ovejinas, cuatro… ¡joder la Lucera, esta mañana s´a vuelto a saltá por cima la talanguera!
-Corre Toby, vete a por la borrega-
-Voy a tené que jacé algo pa arreglá la cerca.
-Continuó contando-
-Cuatro ovejinas, cinco ovejinas, seis… ¡Vaya, vaya con la Chispi, otra vé que tiene cojera.
-Tendré que volvé a curá las patas a la cordera!
-Seis ovejinas, siete ovejinas, ocho ovejinas, ¡Veleile la Morena que la tendré que dejal con el carnero porque paece que está entrando en celo.
En esto que advirtió que se dispersaba del cuento de las ovejas y decidió que tenía que empezá de nuevo.
-Y comenzó el recuento-
-Una ovejina, dos ovejinas, tres ovejinas….., nueve ovejinas, ¡Coñe, que se ma puesto de parto la Rociera, voy a tené que pensal qué nombre poné al borrego o a la borrega.
Y entre el cuento y el recuento diose cuenta de que se estaba dispersando de nuevo, y pensando para sí mismo, se dijo: Amos a tené que dejailo aquí, porque asín no hay quien duerma.
-Naide le advirtió por la aradio de que la gente que contaba ovejas desconocían los nombres de los ovinos, ni tan siquiera que los tuvieran, ni que los animales fueran distintos unos a otros o que tuvieran problemas.
Manzanares el Real, 5 de febrero de 2022
Pedro Moreno «Parrina»