Benditos ingenuos
BENDITOS INGENUOS
“La queja late en la profundidad de la tierra extremeña”.
Hace años que guardaba esta foto, hasta la fecha no me había atrevido a compartirla porque eran, son, muchas las preguntas que me surgen al verla y no podía compartirla sin más. Merece reflexión y exámenes de conciencias.
El personaje lanza una mirada desafiante a nuestra capacidad de conmoción, a nuestra responsabilidad y, tal vez, a nuestro sentido de culpabilidad. No podemos por menos que plantearnos preguntas, buscar respuestas y evitar, por encima de nuestras posibilidades, que vuelvan a producirse imágenes como estas en nuestra querida tierra.
Representa a la miseria más absoluta: la corporal, como se muestra en la fotografía, y la espiritual de quienes lo consentían. Y sí, no eran pocos estos benditos, en Extremadura y en otras regiones españolas, hasta bien avanzado el siglo veinte.
Es en sí misma, y en parte, respuesta al porqué de la emigración extremeña.
Ganas dan de preguntarle ¿dónde vas?, ¿qué haces aquí?, ¿dónde vives?, ¿por qué…, por qué…, por qué…? Pero sería como preguntarle a la liebre, al lobo, a la oveja…, formaban parte del paisaje, de la fauna, de la sociedad extremeña.
Y para ello, para ellos, tal vez no hubiese, no hay, una respuesta moral ni ética.
Entraña una mirada a la miseria, a la humildad, a la adversidad y, por qué no decirlo, a la soberbia de, algunos y algunas, señoritingas y señoritingos de aquella época.
Nacían con el sello de «Pobres», «Indigentes», «Ignorantes»; se les negaba la posibilidad de acceso a cualquier oportunidad de mejora y a las necesidades mínimas y básicas a las que cualquier ser humano debía tener derecho.
Se les negaba, sobre todo, el acceso al estudio, al conocimiento; incluso al de ellos mismos, al discernimiento, la razón, la crítica, el enfrentamiento, la oposición… Eran sometidos a un oscurantismo opresor y autoritario.
No eran «Santos Inocentes» sino ingenuos; benditos maldecidos, condenados y educados para la ignorancia; malaventurados de necesidad y obligatoriedad; convictos de por vida de la carencia, la escasez y la penuria.
Eran reos de su adversidad y vasallos de la prosperidad de una reducida parte de la sociedad rica, clasista y de escasa moral, que también quizá por ignorancia, costumbre o dictámenes de sus propias leyes, se regía por valores basados, en no sé si decir interesados, en erróneas o malintencionadas, interpretaciones de la vida cristiana.
Porque mientras estos personajes vagaban procurando su subsistencia y se esforzaban aún más en procurar la de sus amos, los caciques rogaban a Dios por el perdón de sus pecados.
Madrid, 23 de marzo de 2021
Pedro Moreno «Parrina»
Extremeñismos
Extremeñismos
-Para quienes quieran saber y entender-.
En esta la mi tierra extremeña na más ver el percal se conoce la historia, la ralea, familiar.
Aquí, los chiquininos se ajuntan y se desajuntan –hacen amistad-. Los querindongos y las querindongas se juntan y se arrejuntan –se ennovian-; o se desarrejuntan, o se apartan, o se desapartan -se divorcian-, y después, si les viene en gana, se güelven a rejuntar.
A la mayoría de extremeños nos gusta el perigalleo, y tamién el pingoneo, tanto a chicos como a grandes, como a guapas como a feos.
Cuando los chonchos y las chonchas se escalientan, es decir: se ponen berriondos y berriondas; se arreglan pa salí; se arriscan; se avían; se escamondan; se apañan; se emperifollan, se emperejilan; se atusan el pelo; se pinturrajean la cara, se achiscan los pingos que llevan puesto..., entonces los padres les reguñen y, si se enfurruñan, les arrestan.
Aquí nadie va al colegio pero to el mundo va a la escuela.
Los extremeños no se evitan entre ellos; se rejuyen. No se encuentran unos con otros sino que trompiezan. No se pegan; se dan pal pelo, o se calientan. No crecen; se espigan. No se les cae el pelo; espelochan. No se despeinan; se despelucan…
En Extremadura no te invitan a una fiesta; te convidan. No te aficionas; te empicas. No te entretienes; te enreas. No hablas; palroteas. No sales; ajilas pa juera. No entras; pasas pa entro. No empujas; arrempujas. No abrazas; achuchas. No arañas; arruñas. No te acuestas; te arrecuestas o te queas traspuesto. No te despiertas; te despabilas, o te espabilan. No te desnudas; te encueras, tampoco te queas en pelotas; te queas empelete o te empelotas.
Un extremeño no se lava; se escachapa. No se mancha; se enguarra. No piensa; rumea. No come; jala. No bebe; jimpla. No se emborracha; se apispa, se amosca o se alpista. No se enfada; se caldea. No se cansa; se aperrea; se agalbana; jaranea, perritraquea o zanganea… No se ensucia; se prea.
Los extremeños no nos sacamos fotografías, nos arretratamos.
Aquí siempre se sopla pa dentro, un chato vino o una cerveza, por ejemplo, pero nunca se sopla la sopa; se asopla.
No se baja naide de ningún sitio; aquí se apean, se abajan de la doaldi o de la viajera. No se suben; se encaraman, a un árbol o a una paré de piedra. Los caminos no se acortan, se atronchan, por las vereas.
Aquí no se deshace nada; se desfaratan las cosas, cuando se acoscan de que están mal hechas, tampoco se desordenan sino que se barullean. No se lanzan ni se tiran; aquí, las cosas, se jondean.
No se escupe; se espurrea. No se vomita; se devuelve o se gomita. No se ríen; se descuajaringan, o se tronchan de risa. No se tirita; se tiritea. No se olisquea; se golisnea. No se silba; se chifla. No eructan; irutan. No se miente; se fayesta. No se critica; se alcagüetea. No se asfixian; se ajogan. Nenguno se atraganta, pero cualquiera se añurga o se esgañota. Pero eso sí, todos ajocican con las consecuencias.
Los extremeños somos lo uniquito, que no los únicos, pero que casi que es lo mesmo.
Aquí, en esta la nuestra tierra, se consume con mesura y comedimiento, las cosas se conduran. Nada se estropea; se eschangan, se estrozan o se eszalean, en cuyo caso; se arreglan.
En Extremadura se economiza y se preserva todo. Hagámoslo también con nuestra cultura, con nuestra lengua.
Madrid, 3 de septiembre de 2020
Pedro Moreno Parrina.
El cuadro se titula: Ventana a Extremadura nº 1, es un óleo sobre lienzo de 46 X 55 CM pintado en agosto de 2020.
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